En el siguiente artículo que os presentamos a continuación queremos hablar sobre el desarrollo de la fuerza en las mujeres, no por un tema distintivo respecto a los hombres, ya que consideramos que la fuerza como tal ha de desarrollarse tanto en hombres como en mujeres, desde la niñez hasta la edad adulta, así como aplicarla bien en los diferentes casos -según la edad y el sexo- (entre otras diversas características individuales).
Hoy queremos hablar sobre las diferentes patologías o dolencias más frecuentes en mujeres y como de manera eficiente y efectiva podemos lograr mejorar cualitativamente su estado de salud osteoarticular.
En primer lugar mencionar que el factor genético es fundamental, y ante tal elemento poco podemos realizar , tan sólo ‘amortiguar’ los efectos producidos por dicho dictamen. En lo que se refiere a elementos como el desgaste articular producido por el sobreuso articular o factores hormonales consecuencia de embarazos o la propia menstruación si que podremos intervenir, pero…¿Cómo?
Aquí entramos nosotros, mediante la prescripción pormenorizada de ejercicios de fuerza, supervisada siempre por nuestro entrenador personal, quien determinará que ejercicios, con qué frecuencia y cuanta resistencia aplicará en las diferentes articulaciones para mejorar así su salud muscular, imprescindible (sino siempre) en edades más avanzadas.
A nivel de desgaste osteoarticular existen diferentes elementos que hacen que con la edad nuestros huesos se vayan desgastando como consecuencia de debilidades/desgaste y posicionamiento trabecular (las trabéculas actuarían como ‘vigas’ que estructurarían o conformarían la estructura del hueso, y esto, con los años y sin una buena estimulación a través de las fuerzas debilitaría progresivamente nuestros huesos). Para ello nuestra ‘única’ fuente de estimulación como profesionales de la salud y del ejercicio físico son las fuerzas controladas y adaptadas para cada persona. Las fuerzas serán las causantes de la adaptación muscular y consecuentemente, nuestros huesos deberán adaptarse a esta capacidad de generar tensión muscular fortaleciéndose de manera indirecta.
Inicialmente partiremos de ejercicios analíticos para poco a poco ir integrando ejercicios de mayor complejidad. Paso a paso daremos una mejora significativa tanto de nuestros músculos como de nuestros huesos, dotando de estabilidad y fuerza a los diferentes elementos estructurales de nuestro organismo. Resumiendo brevemente este artículo, podríamos decir que con la aplicación y estimulación óptima mediante fuerzas compresivas y de tracción a nuestras articulaciones mejoraremos nuestra calidad de vida.